Empótrame

21/11/2020

Relato erótico corto
De nuestra Carmanyola:
Georgina @ta_tan_ka

El aislamiento, la tranquilidad, el olor a mar, la puesta de sol y un desconocido hombre hizo que se me pusiera la piel de gallina una tarde cualquiera de verano. Nos situamos en mi caló preferido nudista de Menorca. Me llamó la atención una figura que nadaba rápidamente hacia las rocas donde estaba yo descansando y aún mojada (por agua marina, claro). Cada vez que se acercaba veía con más exactitud unos corpulentos brazos. Los ojos se me abrieron cuando con un pequeño saltito salió del agua. La crema solar hacía que las gotas resbalaran rápidamente por su perfecta piel morena. Mientras miraba al horizonte y me enseñaba su espalda musculosa y su culo bien puesto se puso las dos manos en la cabeza para acariciarse enérgicamente su cabello de arriba abajo y hacer caer el agua que le quedaba. Cuando se giró y me miró se le escapó una pequeña sonrisa, seguramente porque me estaba mordiendo el labio hacía rato y la mirada absuelta hacia él. Al girarse también pude ver su miembro un poco eréctil. Practicar snorkel sin nada hace que de cintura para abajo se note un ligero cosquilleo, sobre todo al abrir las piernas para darse impulso. Lo único que podía decir en ese momento en voz baja era «empótrame». Pero no fue así. Lo único que hubo entre nosotros fue un segundo sonrisa y la palabra «adiós» cuando cogió su toalla, se la envolvió de cintura hacia abajo y con su bolsa en la mano se fue.